Por Nano Fernández
Sigo en Estados Unidos, esta vez con otro icono arquitectónico del país, aunque supera con creces la altura del Pentágono, y en realidad de casi cualquier otro edificio. La antaño conocida como Torre Sears, hoy Willis Tower, es uno de los edificios más reconocibles a nivel mundial, y, como ya he dicho antes, un icono para la ciudad de Chicago y los Estados Unidos al completo. La Torre Sears marcó el punto culminante de la construcción de rascacielos en Estados Unidos y, durante más de 20 años, fue el edificio más alto del mundo con sus 443 metros de altura (520 con las antenas). Sus 110 pisos forman un impresionante hito arquitectónico en el paisaje del centro de Chicago, la ciudad pionera en la construcción de rascacielos.
La torre fue diseñada para Sears, Roebuck and Company, una empresa de venta por correo, para poder ubicar a sus 7000 empleados en un sólo edificio. Sears compró un solar que ocupaba una manzana y le encargó al estudio internacional de arquitectura e ingeniería Skidmore, Owings & Merril (SOM) que diseñara el edificio. Con la utilización de nuevos métodos informáticos para el análisis estructural cuantitativo, los conceptos de ingeniería que ellos habían iniciado supusieron la creación de una generación de rascacielos de tamaños sin precedentes, que iban más allá de la previa viabilidad económica o estructural.
Cuanto más alto es el edificio, mayor es el efecto del viento. Para resistir la presión del viento, las construcciones de menor tamaño suelen rigidizarse mediante arriostramiento en X o muros transversales alrededor de los núcleos donde están situados los ascensores o las escaleras. Sin embargo, utilizar este método para arriostrar una estructura de acero, con objeto de obtener la rigidez adecuada en un rascacielos, resulta muy costoso. De manera que hubo que desarrollar nuevos conceptos estructurales para este tipo de edificios que utilizasen la misma cantidad de material que los edificios convencionales y, por lo tanto, no tuviesen un mayor coste a causa de su altura. El trabajo de SOM es una crónica de estos nuevos conceptos. En 1971, en el John Hancock Building de Chicago, un edificio de 100 plantas diseñado por ellos, se utilizó un nuevo concepto de “tubo arriostrado” con arriostramiento en X en el perímetro de la estructura, en lugar de en su núcleo.
Sin embargo, Sears no quería ver el arriostramiento en X en la fachada de su edificio y, además necesitaba plantas de diferentes tamaños: las grandes para cubrir sus necesidades como empresa y las pequeñas para ser alquiladas. A fin de satisfacer estos requerimientos, Fazlur Khan creó el concepto estructural de “pantalla de tubos”. En lugar de presentar el arriostramiento lateral a pequeña escala en el núcleo o a gran escala en el perímetro del edificio, la Torre Sears consiste en una serie de tubos de tamaño mediano unidos (una especie de torres individuales). La estructura de la Torre es casi un 30% más alta que la del John Hancock Building y, sin embargo, su peso sólo es un 14% mayor. En la base la torre está formada por 9 tubos de 22,9 m² que llegan hasta diferentes alturas: 2 llegan hasta la planta 50, otros 2 hasta la 66 y 3 hasta la planta 90. Sólo 2 se elevan las 20 plantas restantes. El edificio resulta más esbelto, visualmente más ligero a medida que se eleva, y además esta solución ofrece plantas que van desde los 3.800 m² hasta 1.100 m².
La superestructura de acero está formada por módulos prefabricados de 7,6 por 4,6 metros (no se podían hacer más grandes porque había que transportarlos hasta la obra en camión). Cada módulo consiste en un pilar de una altura de dos pisos, con jácenas de la mitad de la longitud soldadas en taller a cada lado. Una vez colocados en su sitio mediante grúas, se atornillaron las conexiones entre jácena y jácena. Al eliminar en un 95% la soldadura in situ, la estructura se erigió con rapidez, a una velocidad de 8 plantas por mes, lo que supuso un significativo ahorro en el coste de la mano de obra.
La torre Sears posee 102 ascensores y está dividida verticalmente en tres zonas de 30-40 plantas, con un vestíbulo de dos pisos en la base de cada zona. Los 16.500 ocupantes del edificio van directamente a estos vestíbulos mediante 14 ascensores de dos pisos, desde donde los pasajeros pasan a otros ascensores que les llevan a la planta deseada. En la planta 103, hay un mirador al que se llega desde la planta baja mediante dos ascensores directos que suben 9,15 metros por segundo.
Además de suponer un avance en la optimización de los sistemas estructurales para rascacielos, al conseguir mayor altura con menos material, la Torre Sears ejemplifica la forma en que, en Estados Unidos, adoptaron la modernidad del estilo internacional para convertirlo en un símbolo del poder corporativo. El tirante muro cortina de aluminio negro y cristal tintado en color bronce se subestima, pues no manifiesta nada de la inventiva estructural que permitió que el edificio alcanzase una altura hasta entonces imposible.
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