sábado, 28 de marzo de 2015

Tyrant

Por Ramón Ruestes Faire


La tiranía de Gideon

Hoy es uno de esos días en los cuales disfrutaré escribiendo este artículo. Toca hablar de Tyrant, la que sin duda ha sido la sorpresa de la temporada, aunque apuntaba maneras ya en su presentación. Hace poco escribí el artículo sobre la cuarta temporada de Homeland, en el que destacaba el trabajo de sus directores, Howard Gordon y Alex Gansa y su gran inspirador, Gideon Raff. Pues bien, precisamente Gideon Raff y Howard Gordon se reúnen de nuevo para dar vida a Tyrant.

Tyrant nos sitúa en Abbudin, un país ficticio de Oriente Medio gobernado de forma dictatorial por la familia Al-Fayeed. Bassam, el hijo menor de la citada familia y asentado desde joven en Estados Unidos, regresa a su país de origen para la celebración de la boda de su sobrino.

Un atardecer en Oriente Medio

Será difícil analizar la trama sin desvelar más de lo necesario, pero allá vamos. La trama es uno de los ejes centrales de la serie. La tensión que desprende la serie en cada uno de los episodios y en su conjunto es simplemente brillante. Dicho arte está al alcance de muy pocas series, concretamente solo lo puedo comparar con la primera temporada de Homeland, aunque las series distan mucho entre sí.

Complementando tal aspecto tenemos una trama brutalmente dinámica. Cada episodio cambia o puede cambiar el porvenir del argumento. Las tramas de la temporada evolucionan a una velocidad que nunca había tenido el placer de ver, hecho que hace imprevisible el devenir de cada episodio. Se nos plantean tramas aparentemente principales que se resuelven o evolucionan de forma vertiginosa. Destacar que tanto la intriga como la velocidad de las tramas no vienen provocadas o amenizadas por un alto nivel de acción. La serie evoluciona a través de los diferentes sucesos que envuelven el argumento, más políticos, sociales o emocionales que violentos. El fantástico juego con la tensión o suspense y la trepidante velocidad de la trama hacen una serie realmente desconcertante, en el mejor de los sentidos de la palabra. 

Siguiendo con lo expuesto, cabe destacar que la serie no da bandazos a lo largo de la temporada. Esta cuenta únicamente de 10 episodios, y todos los cambios o evoluciones que se suceden están milimétricamente trabajados.

El otro gran foco de la serie son las relaciones familiares. La relación amorosa o matrimonial de Bassam y Molly, y sobre todo la relación fraternal entre Bassam y Jamal son el eje fundamental de la obra. La relación fraternal entre los dos hermanos es de una profundidad inaudita. La serie consigue transmitir de forma casi idílica la relación entre Bassam y Jamal, sustituyendo la banal o la común distinción entre buenos y malos. El devenir de la relación entre los hermanos es una de las mayores inquietudes que se transmiten al espectador, a un nivel que humildemente no puedo compararla con nada.


Rosas en la piedra

Todo lo expuesto no se sostendría a ese nivel sin un reparto a la altura. Me gustaría recalcar primeramente al dúo de protagonistas. Adam Rayner interpreta a Bassam. Su personaje es uno de los pilares de la serie, junto al de Jamal. La adaptación de su personaje a la realidad de Abbudim es uno de los hándicaps de la primera parte de la temporada. En esta etapa, el personaje es transparente, sus intenciones son claras. El contraste con Jamal le hace ser el buen americano, sensato, paciente y amante de los derechos ciudadanos. En la segunda parte su personaje se enturbia, su transparencia se vuelve opaca y no solo para la serie, sino para el propio espectador. La interpretación de Adam hace posible todo eso, acentuada en esta segunda mitad de la temporada. Consigue transmitir a la perfección las sensaciones justas que se le permiten, y ocultar las que el guión exige.

Su contraste es Jamal, interpretado por Ashraf Barhom. Su personaje respira crueldad y egocentrismo, aunque al mismo tiempo vulnerabilidad emocional. La vulnerabilidad, más acentuada en la segunda mitad de la temporada, le hace un personaje más próximo, más afectivo, aunque su crueldad y su egocentrismo lo hacen temerario, un perfecto dictador. Una fantástica combinación, que desde un punto de vista personal hace el mejor personaje de la serie. Un gran personaje no es nada sin un gran actor detrás. Ashraf interpreta a Jamal a las mil maravillas y al igual que Adam, transmite a la perfección todo lo que el guión le exige, aunque la opacidad es una exigencia predominantemente de Adam. Cabe destacar que son ellos dos los que desarrollan la maravillosa relación fraternal expuesta antes, hecho que por sí solo ya les vale un reconocimiento a parte.

Subrayar también el trabajo de Jennifer Finnigan como Molly Al-Fayeed, la esposa de Bassam. La relación amorosa entre Molly y Bassam es otro de los ejes de la trama, aunque en menor medida. Molly no se aclimata a Abbudim de la misma forma que Bassam e interpreta que su paso por el pequeño país es temporal. Su personaje es un puntal del Bassam original, hecho que marca aún más su evolución. La bella actriz canadiense consigue, interpretando a un personaje secundario, transmitir casi sin palabras la incomprensión y el temor, aunque también el amor entre ambos. Realmente fantástica.

Por último, citar a Moran Atias. La bella actriz israelí interpreta a la mujer de Jamal, Leila Al-Fayeed. Su personaje es más secundario que el de Molly, aunque su personalidad y su belleza exótica la hacen un complemento de lujo para la serie. Sin duda, su personaje tendrá un papel más relevante en el futuro.

Cabe subrayar que no conocía ninguno de los cuatro actores, hecho que acentúa mi apuesta por Tyrant como una de las sorpresas de la temporada. 

Por último, destacar la belleza visual de la serie. La magnificencia de la familia Al-Fayeed viene traducida por maravillosas imágenes de sus palacios y paisajes. La riqueza visual en la serie es un complemento tangencial, pero realmente hermoso.

En resumen, Tyrant nos trae un trabajo muy completo, con una trama milimetrada y una sensación de incertidumbre al alcance de muy pocos. La relación entre Bassam y Jamal, sus puntos de vista y sus actos en un contexto de ebullición social completan una de las mejores series de la temporada.


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