miércoles, 8 de abril de 2015

Casi un juego de niños. Oficinas de Google en Zúrich

Por Nano Fernández


Por todos es sabido que Google no es una empresa normal. Y lo mejor de todo es que no quieren serlo, todo lo contrario, potencian esa cara poco corriente y la llevan a su máximo exponente no sólo en su metodología y demás, sino que lo plasman hasta en sus centros de trabajo. Todas sus sedes son peculiares, pero, con permiso de la central en Califormia, la de Zúrich se lleva la palma. No me importaría morir allí porque, desde luego, ¡lo haría feliz! Cada vez que miro fotos del sitio me veo desde fuera como si fuese un niño en el Toys “R” Us, a punto de un colapso nervioso por no saber qué tocar, adónde ir o con qué jugar primero. En serio, no se me ocurre un lugar de trabajo más creativo que este y con tantas posibilidades.



Desde luego nadie pone en duda que Google sabe mimar a sus empleados, y lo hace genial. Esta sede fue pensada no sólo para ellos, sino por ellos, literalmente. Los propios empleados fueron los encargados de facilitar una lista a la empresa con las características que las oficinas debían tener. Un psicólogo fue el encargado de dirigir este estudio, en el que no sólo se les preguntaba a los empleados sobre la oficina idónea, sino cosas de aspecto personal, con el fin de conocerlos, de saber sus inquietudes, sus necesidades, sus gustos, para así rematar el proyecto y poder dar una respuesta no sólo buena, sino increíblemente buena, casi personalizada. ¿QUÉ JEFE HACE ESO POR UN EMPLEADO? Yo de verdad que cuanto más leía para documentarme más alucinaba… en fin. Los arquitectos encargados de traer el cielo a la tierra fueron el grupo Camenzind Evolution, a los cuales se les prohibió investigar sobre otras sedes de Google, ya que la compañía quería que esta sede fuese única y, como ya he dicho antes, totalmente personalizada.


Como espacios de trabajo, se han diseñado diferentes tipologías para cubrir todas las necesidades que se requirieran. En el caso de Google, el trabajo en equipo es una constante, por lo que se han diseñado espacios divertidos y funcionales que sirvan y ayuden a tal fin. Para los lugares donde se sitúan los puestos más individuales, los espacios son más neutros, pequeños y racionales, de acuerdo con las peticiones del personal. Todo ellos debe ser además ultra flexibles ya que al año cada trabajador rota de lugar físico de trabajo dos veces como mínimo.


Google le ha dado una gran importancia a los espacios comunes del edificio, usados de manera mixta, tanto para trabajo de una manera más relajada como de zona de esparcimiento y relax de los empleados. El edificio cuenta con un gimnasio con profesores gratis, un spa con sillones vibratorios gratis y masajistas, que aunque no son gratis están tirados de precio, al menos dos áreas de descanso con comida y bebidas gratis, una sala de relajación rodeada de acuarios y llena de sillones masajeantes y lugares para descansar, con una luz tenue perfecta para siestas, zonas de esparcimiento con mesas de billar, ping-pong y futbolín, un karaoke con su escenario y todo para fiestas, y hasta una pequeña cancha de baloncesto dentro del propio edificio. A parte, cuenta con una biblioteca muy peculiar que tiene una enorme cocina, una chimenea virtual y una de las mejores vistas del edificio. Todo su mobiliario además es o reciclado o viene de tiendas de segunda mano.


Dos de los puntos más singulares del lugar son, por una parte, la barra de bomberos que conecta la zona de oficinas con la de juegos, y la otra es el tobogán que conecta la parte de las oficinas, en la planta superior, con el restaurante y el gimnasio. Los empleados lo utilizan a diario para ir a comer y, especialmente, hacen la presentación en sociedad de los novatos allí, a parte de hacerles ir todo el día con un sombrero de colores nada discreto por lo visto. Esa cafetería a la que da acceso sirve desayunos, comidas y cenas cocinadas por chefs contratados exclusivamente para ese lugar, y procurando siempre utilizar productos locales.

 

Se han creado zonas de trabajo en grupo reducidas utilizando para ello elementos singulares, como pueden ser refugios utilizados de verdad en la Antártida o cabinas de teleférico, que están regadas por todo el edificio y decoradas cada una por una temática diferente. Además, cada sala de reuniones tiene un nombre peculiar, sacado en este caso de series de televisión y películas (en Madrid son de ciudades españolas).

En definitiva, queda más que claro que Google no es una empresa más. En su sede los trabajadores quedan para hacer fiestas y se han creado grupos que realizan actividades muy variadas. Por si fuera poco todo esto, a parte del 20% del tiempo de trabajo que cada uno tiene permiso para desarrollar proyectos personales, hay otro 10% de tiempo totalmente libre. Realmente, después de ver todo esto, lo que se cobrará es lo de menos, de hecho, creo que yo pagaría por trabajar allí. Dejo más fotos abajo.

 







 




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