Por Estefanía Adamuz
Nos trasladamos a Etiopía donde investigadores de la Universidad de Arizona hallaron una mandíbula de un homínido en el año 2013, pero no ha sido hasta este pasado mes que han salido a la luz los resultados de los análisis realizados que nos muestran que el género Homo pudo existir 200.000 años antes de lo que se preveía.
El hallazgo data de hace 2,8 millones de años, 200.000 años aproximadamente después de los restos de Astralopithecus afarensis hallados también en Etiopía, también conocida por Lucy.
“Me quedé pasmado al encontrar una mandíbula en sedimentos de hace 2,8 millones de años” cuenta Chalachew Seyoum.
“Mi equipo los había elegido porque son de un tiempo clave para entender cómo y dónde apareció el género Homo a partir de un ancestro como el Australopithecus afarensis, que vivía en el este de África hace tres millones de años” añadió además el investigador etíope.
Hasta la fecha se ha creído que el Australopithecus afarensis fue quien caminaba por primera vez erecto, dejando de lado las costumbres de sus antepasados, seguidos por los otros Australopithecus (su nombre significa “mono del sur”) hasta llegar los primeros Homos, raza de la que nosotros somos parte.
Este hallazgo hace que tengamos que reescribir la evolución del hombre, ya que nos encontramos con que el género homo apareció medio millón de años antes de lo que se pensaba.
Del fósil (llamado LD 350-1) en sí se sabe poco, se trata de la mitad izquierda de la mandíbula inferior junto con cinco dientes, pero se desconoce su propietario, no se puede determinar si era mujer u hombre, ni la edad con la que falleció. Lo que más ha aportado a la investigación es la anatomía de esta parte de la mandíbula; nos indica que está relacionado con la fase más antigua del género Homo, por ejemplo los dientes y la forma del hueso. En cambio, la parte frontal (también llamado sínfisis o unión de las hemimandíbulas) es muy similar a la del Australopithecus afarensis, por lo que se sugiere una transición entre estas dos especies o a un homínido como Homo habilis. Se esperan encontrar más fósiles similares para poder conocer más acerca de su apariencia antes de nombrar una especie nueva.
Gracias a este hallazgo también se ha podido deducir cómo era el lugar donde vivió gracias a los otros 600 fósiles hallados de otras especies junto a la mandíbula. Entre ellos abundan los restos de elefantes prehistóricos y antílopes, además de animales acuáticos como cocodrilos, hipopótamos y peces.
Por el contrario, no se han encontrado restos fósiles de árboles. Por lo tanto sabemos que era un ecosistema de praderas y matorrales, mucho más árido del que se pensaba que habían convivido los australopithecus anteriores en el este de África. Otra teoría trata de la hipótesis de que el cambio climático registrado en el este de Africa provocó una renovación de especies a gran escala.
"Este resultado" aporta una prueba sugerente de la relación entre el origen del género Homo y los hábitats abiertos relacionados con la aridificación de África", escriben los investigadores en Science.
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