Por Alba Menor
Orgullo es lo que deberían sentir los creadores de este maravilloso filme. Orgullo porque han estrenado la peli british del año. Uno se emociona con la fuerza que inspira la película de Matthew Warchus, sobre todo si sabemos de antemano que está basada casi al cien por cien en hechos reales. Pero el espectador desinformado no se lo imagina, es decir, ¿una asociación de homosexuales cosmopolitas que deciden apoyar a los mineros en medio del oscuro gobierno de Margaret Thatcher? Parece casi surrealista. Pero así fue, de hecho muchos de los personajes están basados en las personas reales que llevaron a cabo este increíble movimiento ─Mark Ashton, Jonathan Blake, Mike Jackson y Siân James por ejemplo─.
A mediados de los ochenta, mientras los mineros de Reino Unido hacían la huelga más larga de su historia y eran ignorados y por lo tanto, miserables, el sector homosexual se veía cada vez más marginado por la sociedad, en parte a causa de la llegada del VIH y los discursos homofóbicos de muchos de los medios del país cercanos al gobierno. Ante esta situación, el grupo de gays y lesbianas londinenses liderado por Ashton decide fundar la LGSM ─Lesbians and Gais support the Miners, en español Lesbianas y Gais apoyan a los Mineros─. El nombre de la asociación no podía ser más claro en cuanto a intenciones. Ponen la mirada en un pueblo minero del sur de Gales, Dulais Valley, que en esos momentos estaba siendo marginado por el sindicato de mineros ─el más poderoso que ha existido en Reino Unido─. Y allí que van, con un par de furgonetas y su esperanza y ganas de rebelión.
La película nos pinta las dificultades que este sector tuvo al principio en ser aceptado por unas personas con las que no tenían aparentemente nada en común. Pero algo les unía: el odio a Thatcher y la situación marginal que estaban viviendo gracias a ella. De esta forma, nace un milagro. Ashton decía ─en la película y en la vida real─: ‘una comunidad debe ser solidaria con otras, es ilógico decir “soy gay y defiendo la comunidad gay pero no me intereso por nada más…”’. No diré más sobre estos extraordinarios acontecimientos históricos, pues podría molestar al espectador que no sabía sobre ello y quiere dejarse sorprender por la película. Simplemente reiteraré que es muy pero que muy fiel a los hechos.
Las magníficas interpretaciones de los actores ayudan a ello; vemos a Bill Nighy, Imelda Staunton y Jessica Gunning ─Siân James─ dando vida a unos galeses con la cabeza muy bien puesta, y por otro lado a actores como Dominic West ─Jonatha Blake─, Ben Schnetzer ─Mark Ashton─, Andrew Scott y Joseph Gilgun ─Mike Jackson─ poniéndose en la piel de los modernos y revolucionarios homosexuales londinenses. Esta comedia con tintes dramáticos, o viceversa, va muchas veces directa a tocar la fibra sensible del espectador, pero no la culpo. Es más, tiene todo el derecho a querer emocionar descaradamente. Hay ocasiones en las que la historia nos abruma y tendemos a olvidar algunos de sus acontecimientos, aquellos que tuvieron poca duración pero que resultaron claves para el momento en el que vivimos actualmente. El fenómeno LGSM es uno de esos acontecimientos, y PRIDE nos recuerda que si una vez una alianza tan improbable y atacada obtuvo sus frutos, cualquier cosa es posible. Esperanza y orgullo son los verdaderos mensajes del filme, un recordatorio de la fuerza de las personas cuando se unen por una causa.
Stick together, fight together; permanecer unidos, luchar unidos.
Manifestación el día del Orgullo Gay en Londres, 1985.
Síguenos en @RADCultura y toda la información en @RAD_Spain.
No hay comentarios:
Publicar un comentario