domingo, 1 de marzo de 2015

À Meia Noite Levarei Sua Alma (1964). Presentando a José Mojica Marins/Zé do Caixão

Por Miguel Villar 




En 1964 daba comienzo una brutal dictadura militar en Brasil, que se prolongaría durante dos décadas. Ese mismo año la primera película de terror hecha en Brasil llega a los cines.

¿Coincidencia?

Probablemente sí. La idea de À Meia Noite Levarei Sua Alma (A medianoche me llevaré tu alma) que es como se llama la cinta en cuestión, llevaba años circulando en la compleja mente de su creador, José Mojica Marins, nacido en São Paulo en 1936, gran aficionado a las películas de terror americanas creadas por la Universal en los años 30. En una época en la que el Cinema Novo brasileño, muy influenciado por el Neorrealismo italiano, comenzaba a despegar, Mojica Marins luchó por crear una industria de cine de terror brasileño, partiendo con un presupuesto ínfimo y ningún apoyo estatal, desde una productora independiente. Este carácter de pionero del género terrorífico en un país sin apenas tradición previa y sujeto a una férrea dictadura le acerca simbólicamente a Paul Naschy y Jesús Franco, que trabajaron en España desde unas condiciones de partida similares.

Pero si hay algo que diferencia a José Mojica Marins de los ejemplos hispanos citados es que aquel fue capaz de crear con esta película a un personaje terrorífico que trascendió en el tiempo y se convirtió en un auténtico icono de la cultura popular de su país. Hablamos de Josefel Zanatas, más conocido por su sobrenombre Zé do Caixão (Coffin Joe en la versión inglesa, algo así como "José del ataúd"), interpretado por el propio Mojica Marins. Más adelante nos referiremos con más detalle a este peculiar personaje.

La cinta tiene un aire muy artesanal que se puede observar en el formato empleado en los títulos de crédito, los efectos especiales, creados mediante técnicas fotográficas primitivas pero al mismo tiempo muy ingeniosas, y los efectos de sonidos, muy de barraca de feria. Está rodada en un blanco y negro muy poco matizado, y los actores empleados no son profesionales. Todo esto contribuye a darle a la película un aire muy anticuado para 1964, acercándola visualmente a las cintas de los años 30 que inspiraron a su creador. Es importante recordar que en los años 60 el color se imponía en el cine de terror, con las barrocas producciones de Hammer desde Gran Bretaña, las ambientaciones kitsch de American International Pictures o los festines ultragore de Herschell Gordon Lewis desde Estados Unidos, y las caleidoscópicas creaciones de Mario Bava desde Italia. El blanco y negro, más barato por aquel entonces que el color, se asociaba con producciones de presupuesto limitado; este sería también el caso de Psicosis (A. Hitchchock) o La máscara del demonio (M. Bava) en 1960 o la icónica La noche de los muertos vivientes (G. A. Romero), cuatro años después de la cinta que nos ocupa.

Al contrario de lo que hicieron Paul Naschy y Jesús Franco en España, Mojica Marins no se basó en modelos foráneos (castillos góticos, marco geográfico centroeuropeo o anglosajón, cronología decimonónica o científicos locos con conexiones nazis), sino que creó una ambientación novedosa, contemporánea, completamente brasileña y muy arraigada con el carácter y tradiciones de ese país. El catolicismo, la brujería, la piedad popular y las tradiciones religiosas de Brasil establecen el marco en el que se desarrolla la historia. No debemos olvidar que Brasil es el país con mayor número de católicos del mundo.

La idea principal de À Meia Noite Levarei Sua Alma es muy simple: el enterrador Zé do Caixão, obsesionado por perpetuar su linaje y frustrado por la esterilidad de su esposa Lenita, decide buscar a una mujer para llevar a cabo sus fines, y cree encontrarla en Terezinha, prometida de su mejor amigo Antônio. Y al igual que a Hannibal de El equipo A, le encanta que los planes salgan bien...


Zé do Caixão es un personaje sin precedentes en el cine de terror, una creación completamente original y revolucionaria, aparentemente basada en una pesadilla de Mojica Maríns. Su apariencia física es absolutamente reconocible, con su barba negra espesa, vestido de negro de los pies a la cabeza, acompañado por una capa, un sombrero de copa y un bastón, y lo más sorprendente de todo, dotado con unas largas uñas que usará en ocasiones como arma (curiosamente, las uñas son las del propio Mojica Marins, que se las dejaría crecer para interpretar al personaje, pero acabó manteniéndolas como seña de identidad). Casi un gótico de libro transplantado en el ultracatólico Brasil de los 60, ahí es nada. Pero aún más chocante es su personalidad. Un psicópata narcisista y violento, obsesionado con la continuidad de la sangre, con una filosofía antirreligiosa y pseudonietzscheana, que se considera superior y más fuerte que el pueblo crédulo que le rodea.

Es posible que todas las características que he mencionado sobre este personaje resulten algo ingenuas a día de hoy, pero debemos recordar el contexto en el que fue creada esta película. El carácter e imagen de Zé do Caixão resultaban tan transgresores para el espectador brasileño de la época que harían que un Freddy Krueger o un Jason Voorhes resultaran comparativamente tan amenazadores como los miembros de Kiss. Y ya que mencionamos a Freddy Krueger, se ha comentado varias veces que Wes Craven se inspiró en las largas uñas de Zé do Caixão para diseñar las garras metálicas del asesino del jersey de rayas, aunque la historia probablemente es apócrifa (no he encontrado ninguna fuente fiable que la confirme).

Como ya hemos señalado, Zé do Caixão se convirtió rápidamente en un icono de la cultura popular brasileña, presente incluso en la música: el grupo de rock psicodélico Os Mutantes, conocidos por su éxito A Minha Menina, lo mencionaron en su canción Trem Fantasma de 1968; los metaleros Sepultura harían lo mismo en su tema Ratamahatta de 1996.

Mojica Marins retomó a Zé do Caixão tres años después, con Esta Noite Encarnarei no Teu Cadáver (Esta noche me encarnaré en tu cadáver, 1967), una secuela, también en blanco y negro, que enlaza directamente con la primera película y donde el personaje continúa su búsqueda de la mujer perfecta para concebir a su hijo. Esta segunda entrega, pese a seguir contando con un exiguo presupuesto y mantener las características principales de la primera, es mucho más imaginativa, violenta y transgresora (de hecho, a niveles sin precedentes para la época), aunque el uñilargo ha perdido parcialmente su efecto novedoso. Se trata asimismo de una película más psicodélica y original visualmente, destacando la escena en la que Zé do Caixão ve el infierno... ¡en glorioso Eastmancolor! Hay que verlo para creerlo.

Ambas películas fueron éxitos absolutos en Brasil, y catapultaron la carrera como director (y ocasionalmente actor) de José Mojica Marins, que se especializaría en el cine de terror, con películas cada vez menos sutiles y de calidad discutible, y en un género softcore brasileño llamado pornochanchada, manteniéndose muy activo durante las décadas de los 70 y 80.

Durante los siguientes años, Zé do Caixão aparecerá ocasionalmente en algunas de las películas de Mojica Marins, aunque no como personaje principal. Destacaremos el peculiar caso del film de episodios O Estranho Mundo de Zé do Caixão (1968), dónde lo más extraño es que... ¡no aparece Zé do Caixão! En cambio, en el último de los tres segmentos, titulado Ideologia, aparece un misterioso profesor interpretado por el propio Mojica Marins llamado Oãxiac Odéz (ejem, ejem), que pondrá en práctica unas teorías pseudocientíficas no muy diferentes a las del personaje del título. Finalmente, y tras un periodo de menor actividad, Mojica Marins cerraría la saga de Zé do Caixão en 2008 con Encarnação do Demônio, de manera aparentemente definitiva.


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