Mal consejero para Ridley Scott
Hoy nos plantamos ante El consejero, una obra de suspense dirigida por el majestuoso Ridley Scott y con un reparto lleno de estrellas, compuesto por Michael Fassbender, Cameron Díaz, Penélope Cruz, Javier Bardem y Brad Pitt. Un gran director acompañado por un reparto de auténtico lujo nos presupone una gran obra, y más aún si hablamos de un género como el suspense, el cual da mucho juego y en buenas manos puede generar magia en la gran pantalla.
El argumento nos sitúa en la frontera entre México y Estados Unidos, donde un respetado abogado se aventura en una operación de tráfico de drogas para conseguir dinero y casarse con su querida novia. Cabe decir que la sinopsis que da la película en esta ocasión se hace indispensable para su comprensión.
Estrellas en la frontera
Con una constelación en el reparto, Michael Fassbender se alza como la estrella madre. Fassbender interpreta el papel protagonista, el del abogado. El joven actor alemán de 37 años es una auténtica joya de la gran pantalla. Destacar su participación en la nueva generación de estrellas de X-Men, con X-Men, primera generación (2011) y X-Men, días del futuro pasado (2014), coprotagonizando Prometheus (2012) con una magnifica Noomi Rapace o en la oscarizada 12 años de esclavitud (2013). En El consejero se come la pantalla una vez más, con una interpretación seria, donde las emociones tienen un papel primordial.
El resto del reparto está lejos del protagonismo de Fassbender, sea por los propios personajes o por la exigencia de estos. Destacar también el papel de Penélope Cruz. Actriz madrileña de 40 años de sobras conocida por su trayectoria, realiza un papel corto y poco exigente de una gran forma. Interpreta a la querida novia de Fassbender, una joven dulce y a la vez pasional. Su interpretación me sorprendió gratamente, posiblemente fruto de mi ignorancia. Aunque su participación es casi testimonial, la actriz consigue interpretar a la perfección lo que el personaje le requiere, aunque quizás sea el personaje más simple de todos.
Siguiendo con el reparto, pongo en el mismo saco las interpretaciones de Cameron Díaz, Javier Bardem y Brad Pitt. Los tres grandes actores, con sus más y sus menos en sus carreras, interpretan a contactos o representantes o poderosos dentro del cartel de la droga. Los tres cumplen con sus personajes, aunque su simpleza hace complicado valorar si cumplen con creces o se limitan a cumplir sin más. En forma casi de cameo, la película también cuenta con la participación de Natalie Dormer conocida por su participación en Juego de Tronos (2011 – actualidad) y el actor español Fernando Cayo, protagonista de la ya comentada Secuestrados (2010), entre otras obras.
Un punto a parte se lleva su director, Ridley Scott. Un auténtico genio de la ciencia ficción, contando entre sus películas con una obra maestra como Alien, el octavo pasajero (1979) o las prestigiosas Blade Runner (1982) o Gladiator (2000). En la actualidad, apostó por una nueva gran saga de ciencia ficción con Prometheus (2012) y una gran producción como Exodus (2014).
Analizado el reparto, cabe decir que los personajes son todos simples, completamente planos. Fuera de la relación que se plasma entre Fassbender y Cruz, nada sabemos de los sentimientos o la vida del resto, ni la película tiene ninguna intención de ello. Los excéntricos personajes, al igual que sus diálogos, no complementan la trama, son parte independiente de la misma. Dicha situación no es circunstancial, se busca exaltar el carisma de los personajes a través del reparto, de sus excentricidades y sus diálogos.
Mala idea
La trama es un auténtico caos. La película empieza con una ligera presentación de los personajes, para dar pie al cuerpo de la obra. En la presentación podemos ver la relación sentimental de Fassbender con Penélope Cruz y poca cosa más. Nada sabemos del resto de los personajes, sus diálogos no aportan nada de sus vidas o de sus sentimientos, ni tampoco a la trama. Dada la presentación, la obra complementa los diálogos con escenas con aires surrealistas, cogiendo toda la objetividad de la palabra, para nada en tono despectivo. Entre los diálogos y las escenas, la película recuerda ligeramente al estilo del gran Quentin Tarantino, aunque queda muy lejos de la calidad que desprende el peculiar director. La parte final de la obra añade tintes de acción y drama, para concluir con otro gran discurso.
El reparto cumple, tanto en los diálogos como en las escenas. El problema radica en la trama y concretamente en dos puntos clave. Los personajes no conectan con la trama principal. El hecho de basar los personajes en grandes diálogos, sin desarrollarlos es una gran carga para la obra. Gracias a la sinopsis que da la propia película se pueden identificar de forma superficial los diferentes papeles, pero por ellos solos, cuesta saber quiénes son o su papel en el conjunto de la obra. Los diálogos son forzados, superfluos, y no consiguen generar el carisma necesario. Personajes bien interpretados pero mal creados, vacíos e inconexos entre sí y con la trama principal.
Derivado quizás del lastre de los personajes está el caos en el argumento. Durante toda la película se tiene la sensación de que le falta media hora más al principio. Se juega de forma errónea con la sensación de suspense, ocultando la motivación que desencadena los hechos del argumento. Este hecho deriva en una sucesión de acciones sin aparente conexión, no por falta de lógica, sino por falta de explicación. Al final de la obra tampoco se desarrolla el porqué del argumento, hecho que hace pensar que este brilla por su ausencia.
En resumen, una mala idea bien desarrollada sigue siendo una mala idea.
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