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Covadonga- Pues no, chica, no pienso como tú: para mí, el sexo sin amor es algo feo, algo muy… animal.
Felisa- ¿¡Y qué tiene eso de malo!? También es animal comer, dormir, cuidar a las crías… Lo que pasa es que tú tienes una educación religiosa. ¿Vosotros que decís, creéis que está mal enrollarte con alguien que no conoces, por placer?
Madriguero- Yo lo que creo es que es una discusión bastante absurda, y que no podríais poneros de acuerdo por muchas vueltas que le deis: si algo es bueno o malo, es asunto totalmente subjetivo: a cada uno puede parecerle una cosa, y todo el mundo lleva razón, porque en realidad nadie la lleva.
Felisa- Bueno, sí, dilo así, estoy de acuerdo…
Covadonga- ¿Qué dices? ¿Todo vale, entonces?
Madriguero- Lo que digo es que, qué vale o qué no, no está escrito ni en el cielo ni en la tierra. Las cosas son azules, rugosas, alargadas, calientes… pero yo no veo la bondad ni la maldad por ninguna parte.
Covadonga- ¡Pues yo la veo por todas, sobre todo la maldad…! ¿Entonces matar, robar, mentir… está bien?
Madriguero- No está ni bien ni mal, te digo: está bien para quien lo hace, y mal para ti y para mí. Si estuviera, sin más, bien o mal, lo veríamos todos así.
Covadonga- ¿Es que crees que el que hace algo malo no lo sabe?
Madriguero- Cree que está bien, por lo menos la mayoría de las veces. ¿Crees tú que Hitler pensaba que estaba haciendo un mal? Lo terrible es que él pensaba que estaba haciendo un gran bien…
Covadonga- ¡Ajá, lo terrible, dices tú mismo! Pero, según tú, no estaba haciendo mal…
Madriguero- Ni bien. Hacía algo que a muchos nos disgusta, por eso digo que es terrible, pero a la naturaleza eso le da igual.
Felisa- Bueno, el otro día el profe de Biología dijo que tenemos una actitud genética al altruismo, y eso.
Madriguero- Ya, porque beneficia a la especie, pero eso no quiere decir que sea bueno ni malo.
Covadonga.- Espe, di algo, que yo sé que tú no estás de acuerdo…
Espe- Es que este tema me desconcierta mucho. Por ejemplo, Madriguero, dices que no vemos lo bueno y lo malo, pero si le enseñas fotos de los campos de concentración a la gente, todo el mundo dirá que es horrible.
Madriguero- Menos los nazis y sus admiradores…
Espe- Yo creo que un nazi también lo ve horrible, aunque piense que era mal necesario porque se trataba de enemigos de la raza superior y todas esas terribles tonterías que creían ellos.
Madriguero- Vale, ¿y…?
Espe- Pues que hasta los nazis que no estén mal de la cabeza, ven malo matar, como ven azul el cielo; y creen tener razones, aunque están terriblemente equivocados: tú mismo has dicho que creían que estaba bien, no que creían que no estaba ni bien ni mal. Pero, si fuera como tú defiendes, que lo bueno o malo es totalmente subjetivo, la gente no se empeñaría en justificar lo que hace, ¿no?
Madriguero- Lo intentamos justificar para ganarnos al otro a nuestra causa.
Espe- ¿Quieres decir que, cuando damos argumentos de lo que hacemos, estamos mintiendo a los demás, o incluso a nosotros mismo…? ¿Porque elegimos cada uno “nuestra causa”?
Madriguero- Entonces, ¿tú crees que las cosas son en realidad buenas y malas?
Espe- Ya te digo que me parece un tema difícil, pero, sí, creo que es bueno para un ser vivo alimentarse y es malo enfermar, es bueno para todo el mundo el placer y malo el dolor, es buena la paz, el conocimiento, la amistad… Aunque a veces pueden resultar malos por chocar con un bien mayor, y a veces no lo vemos como es. ¿No puede haber errores morales, como hay errores matemáticos?
Madriguero- Ok, pues demuéstrale geométricamente a Felisa que no sea tan picos-pardos, o a Cova que no sea tan remilgada. O, mejor todavía, demuéstrate a ti misma que es bueno que quedemos este sábado tú y yo…
Espe- Ja, ja… Demuéstramelo tú.
¿Son lo bueno y lo malo algo totalmente subjetivo, es decir, algo que no tiene ninguna base en cómo son realmente las cosas? Este es uno de los temas más discutidos a lo largo de la historia de la filosofía.
Los científicos dicen que hay una base biológica para que valoremos lo que valoramos: la colaboración, tener empatía, etc., es necesario para la supervivencia. Pero este hecho no significa que la moral sea objetiva en un sentido profundo, puesto que deja abierta la pregunta: ¿por qué deberíamos valorar lo que valoramos?, ¿por qué es buena, por ejemplo, la supervivencia? Una cosa es que por naturaleza (o por educación) actuemos de cierta manera, y otra totalmente diferente que debamos actuar así o que eso sea objetivamente bueno.
Pero, entonces, ¿qué base podría tener la moral? El subjetivismo y el relativismo siempre han argumentado que no existen hechos o características morales, como sí existen colores y tamaños. Y la prueba es que no hay un acuerdo ni saber universal sobre ello, sino que distintas culturas e individuos tienen gustos o preferencias diferentes y contrapuestos. ¿Es, entonces, irracional nuestra moral? No del todo: somos irracionales si queremos cosas inconsistentes, como estar sano pero comer de manera insana. Pero no es propiamente irracional ni inmoral no querer estar sano, o incluso morir. ¿Cuál es la base, entonces, de principios tan compartidos como Los Derechos Humanos? Esto se debería, simplemente, a un gran acuerdo o consenso de la mayoría.
Los filósofos objetivistas, en cambio, piensan que nuestras valoraciones morales tienen alguna base objetiva. Al menos –argumentan-, actuamos siempre suponiendo tal cosa: exigimos a los otros que reconozcan lo que es bueno o malo, y nos pedimos argumentos, también a nosotros mismos: “¿debo valorar esto como lo valoro?”, he aquí una pregunta pertinente, si las hay. Además, según han argumentado, por ejemplo, Hilary Putnam y Thomas Nagel, cuando calificamos algo de bueno, lo referimos a ciertas características objetivas, y si estas cambiasen, cambiaría su valor, lo que no tiene sentido si el valor es arbitrario. Esto se expresa diciendo que las cualidades morales “supervienen” objetivamente a otras cualidades no morales: existe, por ejemplo, un buen pan, un buen clima… ¿hay, también, una buena manera de vivir una vida humana? Esto nos conduce a lo que ya creyeron algunos filósofos antiguos, como Aristóteles: hay una esencia de cada cosa, también una esencia humana, y lo bueno consiste en la realización de sus cualidades propias. Ahora bien, ¿no será esta teoría de la “esencia” una manera de pretender obligarnos a comportarnos de cierta manera? Por ejemplo, si suponemos que hay la esencia de Mujer y de Varón, eso parece justificar que se nos diga: “tienes que comportarte como lo que eres, como una Mujer, o como un Varón”, con lo que se anularía la libertad de cada uno para elegir su propia vida. Pero, por otro lado, si no hay una esencia humana, ¿cómo decir que ciertos actos atentan contra la dignidad del Hombre? ¿Puede reclamarse una Justicia, si la moral es subjetiva y relativa?
¿Qué crees, lo bueno y lo malo, el valor de las cosas, es algo subjetivo, o tiene un fundamento real?
Guión: Juan Antonio Negrete. Actores: Eva Romero, Jonathan González, Gema Ortiz, María Ruíz-Funes. Voces: Mónica Burgoa, Víctor Bermúdez. Producción: Antonio Blazquez. Música sintonía: Bobby McFerrin. Idea original para Radio 5: Víctor Bermúdez y Juan Antonio Negrete.
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