Hoy es, para los más despistados, 4 de julio. Sí, el santo de todas las
Isabeles habidas y por haber. Sí, el cumpleñaos de tu prima del pueblo a
lo mejor, pero mayormente esta fecha está impresa en la historia por
algo muy distinto. El 4 de julio de 1776 se proclamó la independencia de
los Estados Unidos, ese imperio moderno, tan grandioso como
acomplejado, tan admirable como deleznable. Somos muchos los que
criticamos los puntos negros de este país (que son unos cuantos), pero
también reconocemos sus grandes logros, su gran aportación a la
humanidad que se concentra mayormente en su fundación cuando Jefferson,
Adams, Franklin, Hamilton, Washington y demás lucharon contra un imperio
y lo derrotaron. Por primera vez en la historia. Cuando formaron unos
gobiernos ilustrados, que no déspotas. No lo neguemos, ya entonces
dejaban mucho que desear (como los más de 150 esclavos negros que poseía
Thomas Jefferson, el mismo que habló de la life, liberty and the pursuit of happiness).
Para bien o para mal los Estados Unidos de América han marcado la
civilización desde entonces, su cultura se ha impuesto en casi todo el
mundo y su liderazgo político-económico-social se mantiene, pese a
renquear. Largo y tendido podríamos hablar de sus faltas, pero
estaríamos varios días tratando el tema sin terminarlo: la esclavitud,
la desigualdad económica, el fanatismo, el Ku Klux Klan, el papanatismo,
la desigualdad intelectual, el paupérrimo sistema público de Sanidad y
Educación, el Partido Republicano (Nixon, Reagan, los Bush...), el
Demócrata (ninguno de sus presidentes llegó a aportar tanto como
suponemos. No, tampoco Kennedy u Obama), su colonialismo, su
imperialismo, su ceguera ante el diferente, su patriotismo... como digo,
la lista es larga. Para todos los interesados, la Introducción de Por el bien del imperio
de Josep Fontana servirá de guía ética. Pero sus puntos buenos también
abundan: la HBO, los Simpson, Marlon Brando, Woody Allen, varias bandas
de rock y grunge, Lincoln, la misma Declaración de Independencia,
Roosevelt (los dos), el orgullo por la libertad, varios autores y
directores de cine, su inmensidad, las dos costas, la cercanía con
México y Canadá, Martin Luther King, Gay Talese, la apasionante historia
nacional en general, de la Casa Blanca y los Kennedy en particular, la
asistencia a exiliados europeos como Einstein, Adorno o Fromm... No lo
neguemos, calificar a los EEUU de demonio sin dobleces es cerril, como
venerarlo por encima del bien y del mal, como creen los estadounidenses.
De ello hablaremos llegado el momento, por ahora un servidor prefiere
felicitarles por su cumpleaños. Para todos aquellos que hemos llegado a
su cultura y sociedad mediatamente, esta es nuestra canción:
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