Por José Sánchez Conesa "El tío del saco"
La barriada de Vista Alegre celebra cada año sus semanas culturales
bajo el impulso del cura Antonio Bermejo. Entre flamenco, trovos y
teatro siempre hay lugar para la reflexión sobre nuestro mundo y en una
ocasión vino desde Madrid Juan José Tamayo Acosta, catedrático de
Teología de la Universidad Carlos III y escritor. Su conferencia se
titulaba 'Fundamentalismos religiosos', pero no se limitó a las
religiones. En este punto conviene recordar que el propio Tamayo es
víctima, como otros muchos teólogos de la propia institución eclesial,
que les obliga a guardar silencio y les prohíbe enseñar en sus centros
académicos. Gran parte de estos males provienen de la infabilidad del
Papa en materia de doctrina de fe y costumbres, definida en los
Concilios de Trento (1545-1563) y Concilio Vaticano I (1869-1870).
Analizó otros fundamentalismos como el mercado, que hereda los
atributos que identifican a Dios como la omnipotencia, la omnisciencia,
la omnipresencia y la providencia.
Los pueblos de la Antigüedad ofrecían culto a sus dioses mediante
sacrificios humanos, en la actualidad se sacrifican vidas humanas en las
regiones empobrecidas en el altar de este dios que todo lo puede, todo
lo sabe, está en todo y es dueño de nuestro destino. Pero además están
los fundamentalismos culturales, patriarcales o los científicos, que nos
llevan a los occidentales a creernos superiores al resto de pueblos y
con derecho a gobernarlos. El patriarcado toma al varón como la
referencia de lo humano, conduciendo a las expresiones de violencia
sobre mujeres y niños. No es casualidad que Dios solamente se revela en
las grandes religiones a través de los hombres. Pero para Tamayo todos
los fundamentalismos se complementan y retroalimentan. Y todos se
reunieron en la presidencia de Bush, hijo. Pero hay signos de esperanza
en los Foros Sociales Mundiales, regionales y locales, porque otra
globalización es posible en la que se vayan diluyendo las diferencias
entre países pobres y ricos.
Al servicio de estos encuentros anuales se han puesto grandes
intelectuales como Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía o Noam
Chomsky, filósofo y lingüista. Habló de los Parlamentos de las
Religiones del Mundo, porque son importantes reuniones en las que se
busca el diálogo de todas ellas bajo el criterio ético, como dimensión
básica para certificar la validez de una religión. Los dogmas llevan a
las guerras y los consensos éticos llevan al diálogo. El Foro Mundial de
Teología y Liberación ocupó la atención del conferenciante, que es un
experto en dicha materia, con un texto especifico dedicado: «Para
comprender la teología de la liberación».
Vista Alegre, el 'epicentro'
El templo parroquial de Vista Alegre, convertido en un salón cultural
durante la semana, estaba lleno de cristianos progresistas de la ciudad
y los barrios, gentes del colectivo de educación de adultos Carmen
Conde, Plataforma contra los Desahucios, sindicalistas, personas
comprometidas con la política y la cultura. Esta circunstancia nos da
pie para evocar y valorar la aportación que ha realizado este sector
eclesial a la historia contemporánea de Cartagena y su comarca,
aportando militantes en los sindicatos de clase y partidos de
izquierdas, clandestinos en los años finales del franquismo. Cristianos
de base que animaron y animan el movimiento vecinal y cultural y que se
han visto retratados en el número 16 de la revista de estudios e
investigación 'Cuadernos del Estero', que dirige Francisco Henares. Él
mismo ejemplifica en su vida la experiencia de irse con otros
franciscanos a vivir a un barrio marginal como Villalba, siguiendo a su
profesor José María González Ruíz: «La teología que no se va a la
mierda, es una mierda de teología». Con perdón. La tarea de la Iglesia
«no se constriñe sólo a la salvación de las almas, de una en una y a
hacer que accedan a los sacramentos, sino engarzando con eso, en
potenciar la promoción integral de la ciudad: la higiene mental, la
socialización de los bienes, la ayuda al desarrollo, la defensa urbana
de los barrios marginados, la lucha por la paz y la convivencia pacífica
como norte, instaurar una nueva cultura, unos nuevos valores». Henares
dixit.
Estudio de las comunidades
Unos números después esta publicación recogió el escrito de Ginés
González Pérez 'Historia de las comunidades de base. Campo de
Cartagena', dedicado esta vez a la experiencia en pueblos como Torre
Pacheco, Pozo Estrecho, Los Alcázares, El Albujón, Roldán, Dolores de
Pacheco, El Jimenado y La Palma. Allí se constituyeron grupos
cristianos que partían de la insatisfacción como miembros de esas
parroquias que solo les ofrecían la misa dominical, la vivencia
solitaria e individual de una fe un tanto infantilizada.
Bajo la luz renovadora que supuso el Concilio Vaticano II y las
aportaciones de teólogos como el propio Tamayo, Juan Mateos, Leonardo
Boff, Jon Sobrino o Ignacio Ellacuría emprendieron un camino comunitario
y comprometido en Murcia Acoge, Cáritas, Torre Nazaret, asociaciones de
vecinos, de padres y madres de alumnos, comité de solidaridad Óscar
Romero, etc.
También un servidor recogió en su libro 'Historia del movimiento
vecinal de Cartagena y comarca', que publicó la editorial Corbalán, la
aportación de los cristianos de base en la base de la sociedad: los
barrios y pueblos, junto a los más necesitados.
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