Con el
término fotomicrografía
o fotografía microscópica se define el conjunto de técnicas
fotográficas que permiten obtener esas imágenes con una ampliación
mínima de diez veces. La
fotomicrografía se utiliza desde el siglo XIX para la investigación
biológica, ya que permite hacer visible lo invisible. Entre los
pioneros de estas técnicas se encuentra el fotógrafo
ruso-estadounidense Roman Vishniac,
apasionado de la biología y la zoología. Hasta finales del siglo XX era
habitual acoplar cámaras SLR a microscopios óptico para obtener
micrografías, sin embargo, con el desarrollo de la fotografía
digital y de la microscopía electrónica, se han creado instrumentos
específicos.
La
aplicación científica de la fotomicrografía no se limita al
estudio y diagnóstico clínico y biológico, sino que abarca campos
como la metalografía y aplicaciones industriales. Además,
gracias a concursos organizados por los mayores fabricantes de
microscopios y cámaras para microscopía, se ha convertido en una auténtica rama artística de la fotografía.
Son
muchos los apasionados de biología, geología, entomología y otras
ciencias naturales que se deleitan buscando la belleza en lo más
pequeño, inmortalizando imágenes espectaculares y atractivas. Por
ejemplo el Dr. Bernardo Cesare,
profesor de geología de la Universidad
de Padua (Italia), desde hace años
utiliza sus fotografías microscópicas también con fines
artísticos. El profesor Cesare se ocupa de rocas metamórficas, de
la origen de los magmas graníticos, de minerales y de las pequeñas
inclusiones que estos contienen. Para documentar sus estudios
siempre ha utilizado la fotografía y, al darse cuenta de la belleza
de las imágenes capturadas, ha ido más allá de la mera utilidad.
Sus estampas han sido expuestas en exhibiciones científicas y de
mineralogía en museos de Ciencias Naturales en Italia, España,
Francia, Alemania, Reino Unido, Hungría y Estados Unidos, y
publicadas en revistas fotográficas, calendarios y periódicos
científicos.
Visitando
la página web http://microckscopica.altervista.org/en/
se puede tener una idea del trabajo del profesor Cesare, que él
describe de forma muy sencilla: “Coged
una piedra, haced una lámina muy sutil hasta que sea transparente,
ponedla entre dos polarizadores, colocad una luz detrás y sacad una
foto de lo que se ve…”. La verdad
es que no es tan fácil como parece; tanto en microscopía como en
fotografía hay muchos aspectos a tener en cuenta para que el
resultado sea satisfactorio: la calidad de los instrumentos, la
preparación de la muestra, la iluminación y ese toque artístico
que no todo el mundo tiene.
Los
resultados son auténticas obras de arte, como se puede observar
echando un vistazo a sus galerías de fotos:
http://microckscopica.altervista.org/en/galleries.
Las rocas que proceden desde varios rincones del mundo desvelan sus
secretos al microscopio, enseñando cómo en las sutiles láminas
obtenidas desde comunes piedras se esconden color, belleza, elegancia
y gracia. Las imágenes ilustran tanto la geometría y el orden
riguroso del desarrollo de los minerales, como el caos y la
irregularidad que caracterizan los procesos naturales de formación y
evolución de la Tierra. Las microfotografías de rocas son
intrigantes, no solamente por su naturaleza inusual y riqueza
cromática, sino también por la misteriosa atmósfera que les
acompaña y que permite viajar con la fantasía.
Efectivamente, la técnica de contraste de microscopía óptica que permite obtener
imágenes más espectaculares es la polarización,
que regala unos colores brillantes. Otro ejemplo son las fotos
realizadas observando bebidas alcohólicas, cuyos cristales ocultan
más de un secreto.
La
página web http://bevshots.com/
es buena muestra del arte escondida en los alcoholes. En sus galerías
podemos notar cómo se observan varios tipos de cerveza, vinos,
cócteles, licores y combinados a través de un microscopio
polarizador. A medida que la luz se refracta a través de los
cristales de la bebida, las fotos resultantes tienen magníficos
colores y composiciones.
Pero
el arte a través del microscopio se puede encontrar también en la
biología,
como nos hace ver el Dr. Feran Federici
de la Universidad de Cambridge
(Reino Unido). En su caso la técnica utilizada es la de la
fluorescencia,
particularmente indicada para la observación celular y que se basa
en rayos de una determinada longitud de onda que iluminan las
muestras aplicando determinados filtros y fluorocromos para
identificar partículas como bacterias, vitaminas, proteínas, etc.
El
profesor Federici, a través de sus
fotomicrografías, demuestra que plantas, bacterias, y cristales
también pueden tener arte. Apasionado de fotografía desde pequeño,
el profesor se dio cuenta en seguida de que el brillo, los colores y
los patrones observados al microscopio tienen un fuerte impacto
visual y que este aspecto puede acercar el gran público a las
ciencias naturales.
Otra
rama de la microscopía fuente de imágenes espectaculares, pero esta
vez no al alcance de cualquiera, es la microscopía
electrónica (SEM = Scanning Electron
Microscope). Si para adquirir un microscopio óptico el presupuesto
puede variar entre los 300 € y 5.000 € (según marca, técnicas a
utilizar, calidad, accesorios a incluir etc.), para un microscopio
electrónicos los “ceros” se multiplican y solo entidades
especializadas pueden permitirse una tecnología tan avanzada. A
través del sitio
http://www.micronaut.ch/product-category/new-micronaut-sem-images/
se pueden observar estupendas imágenes obtenidas por el Dr.
Martin Oeggerli, de nacionalidad suiza, con estos sofisticados
instrumentos, también convertidas en arte.
Bernardo Cesare / micROCKscopica
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