por Katy Rioja
A los que ya vamos teniendo una edad se nos van
muriendo todos los referentes, y no es
que yo haya sido, ni sea, muy rumbera pero Peret forma parte del pasado musical
de muchos “cincuentones” que crecimos a golpe de “Borriquito como tú”, “Una
lágrima cayó en la arena” o “Canta y sé feliz”. Por aquel entonces, en algunas casas había un tocadiscos y… seis u ocho
discos sencillos, de vinilo, que tenían cuatro canciones: dos por la cara y dos por el revés (alguna de ellas rayada); además, solían ser publicidad del, por aquel entonces, popular Brandy Fundador y concluían con el soniquete aquel de “¡Estás
como nunca, Fundador!”; pues bien,
en la mayoría de los hogares, uno de esos discos era de Peret y se
escuchaba, te fuera o no la rumba, te
gustara o no el flamenco y lo mejor…te llenaba de alegría.
Peret, Pedro Pubill Calaf, gitano de Mataró, nos
ha dejado a la edad de 79 años. Hijo de un comerciante ambulante, vendedor de
sábanas y paños por los mercadillos, tuvo que ponerse a trabajar desde niño y
no pudo ir a la escuela. Pero él se las apañó para aprender a leer y a escribir
de manera autodidacta con los carteles publicitarios.
Antes de ser cantante se dedicó a la chatarra, a
ser carpintero, tapicero, pero lo que a Peret le gustaba era el cante y para
los doce años ya estaba cantando en el teatro Tívoli de Barcelona. A
partir de ahí continuó perfeccionando su técnica musical peculiar y creó la rumba catalana, un estilo musical del
sur, en el norte; con tintes cubanos, de rock, de mambo y de cumbia, todo ello aderezado por el talento gitano y bien agitado por la inteligencia
innata de un hombre que supo poner color en la grisalla existencial del panorama musical español de los años 60 y 70.
Su primer disco sale en 1962 y con él todavía
inédito se fue a ganarse la vida vendiendo telas a Montevideo, donde estuvo
unos meses y cuando volvió se llevó la sorpresa de saber que lo estaban
buscando para iniciar su carrera discográfica en solitario y así es como
despega esa rumba catalana, en castellano, con sus palmeros, su guitarra, sus
coros, su alegría y su ventilador. (Así es como llama Peret a la percusión que
consigue golpeando la caja acústica de la guitarra entre rasgado y rasgado).
Tal llegó a ser la fama de este cantante que, sin
ser guapo tuvo su éxito, (fundamentalmente
entre la mujeres extranjeras), gracias a sus legendarias patillas, que
actuó en cinco películas como protagonista: Amor a todo gas, A mí
las mujeres, ni fu, ni fa, ¡Qué cosas tiene el amor!, y otros títulos de corte similar donde se
explotaba la figura del gitano cantaor y
ligón.
Llegó a conseguir un éxito internacional gracias a
su actuación en Eurovisión, con Canta
y sé feliz, que obtuvo un décimo puesto en 1974 y sobre todo con Borriquito
como tú que, con letra y música del propio cantante, que coincidiendo
con el boom del turismo en España llegó a ser número uno en muchos países
europeos. Tras estos éxitos fulgurantes, cuando en 1983 era una figura
importante en el panorama musical español y tras un insólito encuentro con
Dios, decidió retirarse de la música e
ingresar en la Iglesia Evangélica de Filadelfia, donde estudió la Biblia y
llegó a ser Pastor Evangélico con el nombre de Hermano Pedro. Allí
cantaba para sus hermanos y para Dios, fundó varias iglesias y dedicó siete
años de su vida a hacer el bien por el mundo.
En 1990 vuelve al mundo del espectáculo donde
destacó, sobre todo, como maestro de ceremonias en la clausura de los juegos
Olímpicos de Barcelona con la canción, Gitana hechicera, dedicada a
Barcelona que fue uno de los bombazos del verano de 1992.
A partir de entonces fueron muchos los galardones
honoríficos que se le otorgaron: Cruz de San Jordi (1998), Hijo
predilecto de Mataró (2011), Premio Altaveu (2013), y otros
reconocimientos a una vida entera dedicada a la música.
Cuando el miércoles pasado nos llegó la noticia de
su muerte y su posterior confirmación tras un desmentido familiar, no pude
menos que esbozar una sonrisa y cantar: “Y no estaba muerto, no, no; y no
estaba muerto, no, no; y no estaba muerto no, no, que estaba tomando cañas leré
y leré”. Descanse en paz.
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